Pero volviendo a nuestro caso, el Bar Los Galgos, que cerró en el 2014, volvió este año con nuevos dueños, que le dieron nuevos aires, aunque manteniendo los materiales y estilo originales.
Desde lo gastronómico la propuesta es sencilla, una carta corta y variada, con platos simples con buenos ingredientes, en algunos casos con guarniciones más pensadas que las clásicas que mejoran o enriquecen a un plato, en el caso de lo que pedimos: un asado en banderita con un gratin de papas y un bife de chorizo con una guarnición de broccoli, panceta y queso gratinado, las dos cosas muy bien hechas, respetando los puntos pedidos y una muy buena presentación.
En los postres se va bien a lo clasico, nosotros pedimos un flan mixto y una mousse de chocolate, los dos muy correctos. El lugar tiene una carta de vinos corta pero dentro de todo con buena variedad de cepas en un rango de precios medio.
En resumen, un muy lindo resto-bar, buen ambiente (aunque cierta oscuridad conspire contra la vista de la comida) y buena música. Precios accesibles (pagamos $700, incluyendo agua mineral y sendos cafés). Aceptan tarjetas.
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